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La inexorable certeza de que al otro de la valla debe haber algo

domingo, 1 de abril de 2012

Pájaros


      Sentado toda una tarde en un parque del Este de Madrid, se detuvo a interpretar el vuelo de los pájaros. Observó los posos del café, a 1´75 € por tratarse de una terraza. Y pensó en todo ello hasta que cayó el sol.
Lo que no fue capaz de leer en aquéllos fue su propia muerte.
A penas si alcanzó a ver aun muchacho, que no le era conocido, y como un viaje hacia el sur, emprendido por aquél unos pocos meses más tarde, lo envolvería en una gran fortuna.
Claro que, a él, aquéllo no le sirvió de mucho.

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