Pelo corto, rubio platino, casi blanco. Leggins, mocasines de hombre, café del Starbucks y una cazadora "estilo" equipo de futbol americano.
Eras la chica más moderna del vagón, pero joder, eras preciosa.
Volví a mirarte, para confirmarlo, para robar tu recuerdo, una última fotografía, y abriste un cómic.
Y allí me enamoré.
Mientras intentaba que cupieses en ciento cuarenta caracteres (o alguno más). Apoyado contra la puerta del lado ciego de un vagón de la linea 2. Demasiado asustado para sentarme a tu lado y decirte algo.
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